Allí estaba ella, rodeada de extraños en un enorme pasillo. Solo llegar delante del edificio, lo veía gris, sin color. Había llovido. El aire era frío e intentaba protegerse con su sudadera dos tallas mayor.

El aire que se respiraba dentro de ésas cuatro paredes era incomodo, demasiado silencioso. Miles de ojos curiosos no paraban de mirar a sus alrededores, menos los suyos, que miraban impasibles la extraña ropa interior del chico de delante.

Se la veía atenta, aunque realmente no lo estuviese del todo. Su mente divagaba entre mundos paralelos, pensando en sonrisas que le hacían sentir bien, en caricias que quería (o necesitaba, según como se mire). Intentaba pasar las horas rápido, para pronto estar en su cama tumbada y descansar un poco…


(...)

1 suspiro(s):

Germán dijo...

los primeros dias siempre son rarooooos rarooos