El mar se agitaba dentro de las cuencas de sus ojos. Sus olas ahogaban mi corazón. Su cuerpo: un desierto.

El sol quemaba la arena, y ésa arena me deslumbraba. Con cada brizna de aire su forma cambiaba. Un eterno bosque en la parte más alta de ése ser. Escondía dentro de el tronco de un árbol, ya corroído, los recuerdos llenos de pesar.

Dos líneas finas, del color de una nube quemándose por el sol. Tan suaves, tan ligeras.


Tan mías...


W.

2 suspiro(s):

Xisca dijo...

Me gusta mucho tu blog!
Un beso

rro dijo...

es la foto porno :O
jaja :)